octubre 02, 2018

Sobre la toponimia en lengua leonesa

El ayuntamiento de León ha aprobado este verano, a iniciativa de UPL y con la única abstención del partido Cs, que las placas señalizadoras de calles en este municipio cambien a color púrpura (actualmente la mayoría son azul oscuro o piedra blanca) y que estén en leonés. Recapitulando iniciativas similares, conviene comenzar por el ayuntamiento de Astorga (Llión), de mano del entonces concejal de cultura Enrique Soto, si bien lo hizo en algunas calles y recuperando su denominación tradicional, que no haciéndola bilingüe.
Otra población sería Robleda (Salamanca), de mano de José Benito Mateos Pascual, uno de los máximos defensores del leonés en aquella zona. En este caso la rotulación es bilingüe, aunque no se ha aplicado al conjunto del municipio.

Fuente: ileon.com
Finalmente estaría el caso del municipio de Truchas (Llión), que rotuló de manera bilingüe también, pero no las calles sino las señalizaciones verticales de entrada a cada localidad.
Fuente: ileon.com
A mayores, efectivamente, hay cientos de calles, plazas, callejuelas y demás vías de tránsito con nombres en lengua leonesa, porque es su nombre tradicional y no tienen otro. Una propuesta que se quedó a medio camino fue la que sucedió en Vitsablinu (Llión), donde el entonces alcalde Guillermo Murias admitió por petición cuasi popular que alguna calle estuviera transcrita en pachuezu, aunque el conjunto de la señalización siguiera siendo en castellano. Así, lo que era la calle La Pandilla pasó a ser La Pandietsa.
Fuente: propia.
Por lo tanto, la iniciativa, si se aplicara en sentido estricto, es decir, haciendo rotulación bilingüe en todas y cada una de las calles del municipio, sería la primera vez que se hace. Este extremo creo que está muy lejos de confirmarse, no solo por voluntad política del equipo de gobierno actual, sino porque ni siquiera la propuesta de UPL recoge exactamente la metodología a aplicar, trasladando la pelota a la recién creada Cátedra de Estudios Leoneses. Y creo que la pelota rebotó.

Con ello se ha abierto un debate interesante, la toponimia en lengua leonesa: tal cual como la conocemos ahora ha sido fruto de un proceso de castellanización en muchos casos, y en otros hasta de refinamiento del nombre por causar desagrado a los naturales del lugar (léanse los casos de Poimal, cambiado a Poibueno, o Alixa de los Melones cambiado a Alija del infantado). El culmen se alcanza a finales de los años 60, momento en el que podemos decir que se asientan los topónimos leoneses tal cual los conocemos.

La situación no es fácil, partimos de un territorio tremendamente castellanizado, al punto de que en buena parte del mismo el elemento comunicativo leonés se reduce a léxico en el mejor de los casos, aún en zonas de clara toponimia leonesa. Este problema de recuperar los topónimos tradicionales se ha tenido en absolutamente todas las partes donde se ha establecido un nomenclator en lengua propia. Mi intención en esta ocasión no es entrar en la cuestión de qué topónimo establecer como autóctono, sino analizar algunos casos que de seguro plantearán interesantes debates o que nunca se han visto desde esta óptica.

TOPÓNIMOS HISTÓRICOS
Cualquiera que guste de leer la diplomática del Reino de León se encontrará con que una de las ciudades más importantes fue Safagún, correspondiente con la moderna Sahagún. Safagún deriva de San Facundo, y así se denominó hasta fechas no muy lejanas. Lope de Vega cita la ciudad en una de sus comedias, y es referencia en bastantes versiones del Romance del Mio Cid. La castellanización hizo que la -f- intervocálica perdiera sonoridad y se castellanizara en la denominación actual. Esa evolución, más exactamente cambio de un idioma a otro, es de sobra conocida por los sagahunenses, que incluso disponen de una asociación cultural con tal nombre.
Monasterio de Safagún. Fuente: wikipedia.
Situación idéntica sucede con la localidad de Ledesma, Salamanca. Juan del Enzina, uno de los máximos exponentes de la literatura en lengua leonesa del siglo XV, recoge en una de sus obras teatrales el topónimo Lledesma, algo que por otra parte es coherente también con su tradición oral y gráfica aparecida en los documentos forales salmantinos durante el Reino de León. O Béjar, conocida en leonés como Beyar. En todos estos casos de topónimos históricos y hasta no hace tanto usados en el habla cotidiana, se plantearía si debe pervivir la designación actual o la tradicional, aunque esta esté en desuso actualmente.

Otro caso muy interesante es Valbona. Esta localidad, situada en el occidente de la provincia de Llión, a escasos kilómetros de la frontera con Galicia, es conocida hoy como Balboa. La documentación leonesa, por contra, la recoge como Valbona y Balbona, incluso el escudo de la villa refleja este nombre ¿Entonces por qué Balboa? Pues por influencia del gallego que conlleva la pérdida de la -n- intervocálica, rasgo típico del gallego. La zona es, ahora mismo, de habla gallega con elementos leoneses secundarios notables en contracciones y particularmente en el sistema fonético vocálico, amén de léxico más que trufado de leonesismos. Si la cuestión de Sahagún es interesante, más lo es sobre lugares que tienen denominación no en castellano sino en gallego aunque tuvieron denominación propia en leonés. Se ha asumido como algo cierto -y lo es- que el gallego es una lengua minorizada frente al español. Pero nunca se ha analizado su situación frente al leonés, ni los fenómenos de confluencia entre ambas, o qué pasó en el oeste leonés para que lo que históricamente era una zona de habla leonesa pasara a ser una zona de habla gallega con tanto elemento leonés palpable en lo toponímico, léxico, fonético e incluso gramatical ¿Lo llamaríamos Valbona o seguiríamos con Balboa? ¿Admitiríamos una doble toponimia en una lengua y en otra?

Como dije, quiero enfocar el asunto desde otra óptica, y aquí voy a dejar una reflexión que no pasará desapercibida: todo conocedor de la lengua leonesa dirá que la ciudad de León se dice en leonés Llión. Históricamente, la ciudad ha aparecido en documentos en leonés también como Lliyón e incluso Lleón, esto último en un texto tardío localizado en Cantabria en 1467. En los primeros años de reivindicación política y cultural del leonés (hablamos de finales de los 80 y más en la primera mitad de los 90), se llegó a usar la designación Lleón, por influencia de las visiones lingüísticas de Asturias que por entonces empapaban a la práctica totalidad de colectivos y asociaciones de leonés.
Fuente: blog el llagu la xana. 

La designación de Llión se inició masivamente a partir de 1998, año en que precisamente Conceyu Xoven, que usara antes Lleón como referente, pasó a usar Llión en consonancia tanto con la presencia literaria moderna como con los resultados de encuestas de campo. Y las primeras iniciativas de la organización recogieron esa denominación así como el uso de la grafía de la ï (recomiendo la lectura de mi entrada al respecto de esta grafía).
Fuente: blog de Raigañu
Se asumió de un modo rapidísimo, en muy buena medida por el constante machaque y repetición hecho a través de las concejalías gestionadas por el concejal Abel Pardo, tanto en Juventud como en Cultura Leonesa. Y lo cierto es que a día de hoy no hay un solo acto que quiera hacerse en leonés denominando a la ciudad, territorio o la propia lengua, que no use tal término. Incluso algunos colectivos asturianos se refieren a esta ciudad no como Lleón -que sería lo lógico en asturiano- sino como Llión.
Sin embargo, y eso es una evidencia, ni en la ciudad ni en los alrededores más cercanos, se denomina así, motivado por su carácter urbano y castellanizado, pero sobre todo por el peso administrativo y social que tiene el nombre de la capital de provincia y ciudad de referencia. Como mucho, y con dificultad, puede oírse Lión (encuesta realizada en Villasinta), pero no Llión ¿Es admisible denominarlo Llión cuando sus habitantes no lo hacen?

Hace ya algunos años, cuando se impartió el primer curso de leonés en Mansilla de las Mulas, Coyanza y hasta Villamañán, algunas voces muy localizadas vía internet, se dedicaron a despotricar tanto contra el curso "porque no es zona falante" como por el hecho de que se pusiera Mansiella. Extrañamente no dijeron ni dicen nada sobre Llión ¿Aplicamos la misma norma siempre o hacemos excepciones? ¿Cuándo, por qué y cómo haríamos las excepciones? ¿O simplemente actuaban de mala fe esas voces críticas? Extendamos la reflexión a más lugares y casos y entenderemos la complejidad, o no, del asunto.
Calle La Mansiella, en Villasinta (Villaquilambre). Fuente: página personal de J.M. Morala.

TOPÓNIMOS "ERRÓNEOS"
Riello, municipio omañés, es asumido como nombre en leonés Riellu, o al menos así se explica en la wikipedia. He llegado a ver escrito Riechu y Rietsu, aduciéndose recogidas orales en las zonas vecinas. Hasta no hace tanto tiempo (me atrevo a decir que apenas unas décadas) el lugar se denominaba tradicionalmente Riguiellu, algo muy acorde con su origen etimológico latino. Recientemente una noticia acerca de la reedición facsímil del libro Mil y Una canciones Populares de la Región Leonesa a cargo de Héctor Luis Suárez-Pérez, destacaba la inclusión de una tonada en leonés titulada El Coxu de Riguiellu.
Fuente: Diario de León 
No es solo esa tonada la que nos muestra la denominación tradicional de Riello, basta cogerse por ejemplo el libro El Dialecto Vulgar Leonés, de Alonso y Garrote, y ver un texto que dice "el coxo de Riguiello tiñeba unus zapatus" ¿Deberíamos decir Riellu o Rigiellu? ¿Cuál es el admisible?  Para mí es evidente que es Rigiellu, por tradición y coherencia en derivación latina. Y sin ir muy lejos geográficamente, tenemos otros que también tuvo sus pequeños fallos de apreciación en cuanto a toponimia tradicional: La Majúa, en la comarca de Babia, que es La Maxuga, perfectamente documentado por Guzmán Álvarez en El Habla de Babia y Laciana, y no La Maxúa* como también he llegado a ver.

En la Montaña Oriental leonesa se encuentra uno de los puertos con más belleza en toda la península: San Glorio. Asumiríamos que su denominación en leonés fuera San Gloriu. De nuevo, volviendo a revisar la documentación histórica, nos encontraríamos con que se llamó San Clodio, y no hace tanto tiempo: en la delimitación de la provincia de Llión de 1834, tras rechazarse los recursos territoriales demandados por la Diputación de Llión sobre algunos lugares de la moderna Ourense (citados en el mismo documento), se dicta lo siguiente:
"el límite N. es la línea divisoria actual con Astúrias desde el límite de galicia hasta el de Palencia en el puerto de San Clodio".
Portada del libro Valle de Laceana, de Ángel Rubio (1954). De aquellas, el nombre de la actual Tsaciana.

Es difícil determinar a qué punto no es un error documental de la época, tan proclive a castellanizar y normalizar todo nombre que sonara ajeno a la lengua oficial. Por ejemplo, el Diccionario Geográfico Estadístico de Madoz sobre la provincia de Llión recoge Molinaferrera como Molina Herrera, Boisán es Boizán, Priaranza es PieranzoTsaciana es Laceana (en Ponferrada hay una calle con tal nombre y en Llión otra que es La Ceana), o incluso en ese mismo documento nos figuran lugares zamoranos como Ayoo como Ayó. Si por un casual resultara que esa fuera la denominación original y tradicional del puerto ¿Se cambiaría o se dejaría como está? Es más ¿Y si nos hubieran llegado hasta hoy esas denominaciones de Madoz, qué haríamos?

TOPÓNIMOS DOBLES. Y TRIPLES.
Finalmente, habría que ver qué hacer con los lugares que gozan de doble toponimia, no solo en leonés sino otra todavía digamos que más popular. Quiero comenzar con el más popular, Valencia de Don Juan, que es de sobra conocido su alter ego nominativo, Coyanza. A tal punto es de uso popular y tradicional -sus habitantes se llaman coyantinos- que se llegó a plantear un referendum nunca celebrado para decidir si se cambiaba el nombre. Es quizás un ejemplo que no plantee muchos problemas en caso de escoger cuál es en leonés y cuál en castellano, y hasta cuál tendría más arraigo popular.
Fuente: wikipedia
En otros casos la solución no sería tan evidente. Nos movemos ahora hasta un lugar de donde procede una parte de mi familia: Chana de Somoza, población del municipio de Lluciellu (oficialmente Lucillo) a la falda del Teleno. Popularmente, aunque no frecuente de oír ya, existe la denominación de El Testeiru, en referencia a su posición apoyada en una ladera sobre el alto de El Cuetu. No es el único caso, la experiencia se repite por absolutamente toda la geografía leonesa, desde Salamanca a Llión.

Unos ejemplos muy curiosos los hallamos en la propia área metropolitana de Llión. Son Trobajo del Camino (también llamado Trobajo de Arriba y antes Trobajo de Suso) y Trobajo del Cerecedo (Trobajo de Abajo y también Trobajo de Yuso). Pero la documentación de la Catedral de Llión nos habla de un Troballo Çeresero ¿Nos suena el nombre? ¿Admitiríamos un Troballu de Yusu o Troballu Cereseru? Recordemos, no se dice así ni por sus habitantes ni por sus vecinos más cercanos, pero la documentación histórica en leonés y la tradición afirman otra cosa.


Con el documento de arriba quiero cerrar esta ronda de topónimos con un ejemplo palpable de los cambios toponímicos llevados a cabo hasta los años 60. Mi abuelo, originario de la provincia de Zamora, conoció hasta tres nombres diferentes de su pueblo natal. Actualmente el pueblo se llama Santovenia, a escasos kilómetros de Benavente, pero en el libro de familia aparece Santovenia del Conde (Zamora), fechado en 1963. Él siempre se refería al pueblo como Santuveña, y ahora mismo es sencillamente Santovenia, designación castellanizada del nombre original.

Mirando las castellanizaciones llevadas al extremo del ridículo, nótese el nombre del padre de mi abuelo: Feliz. En casa se llamaba Félis. Ahora repasemos mentalmente cuántos pueblos se denominan Feliz por la geografía del País Leonés: San Feliz de las Lavanderas, Villafeliz de la Sobarriba, Villafeliz de Babia, San Feliz de Órbigo, San Feliz de Torío, San Felices de Gallegos, Sahelices de Sabero, Sahelices del Río, etc. ¿Deberían ser San Félis, Safelices, San Felises...? ¿Y De Las Lavanderas podría ser Llabaneras o Llabaneiras?

Como vemos, hay mucho trabajo por analizar y por investigar. También que consensuar. Porque no existe la respuesta única ¿O sí?

julio 23, 2018

La Cátedra de Estudios Leoneses y la lengua leonesa

La recién creada Cátedra de Estudios Leoneses ha iniciado su andadura con un ciclo de conferencias sobre cuestiones de la cultura leonesa. A nadie se le escapa que esa "cátedra", dirigida por quien lo está, aparentaba estar focalizada hacia la cuestión del leonés. Y lo cierto es que la actividad que más eco periodístico ha logrado hasta el momento es precisamente una que no estuvo dentro de su ciclo de conferencias propio, sino que fue un curso más de verano junto a otros de la ULE. Me refiero al de La lengua leonesa en la sociedad actual.
Fuente: unileon.es
Con amplia presencia mediática el día de su presentación, gracias a la asistencia del consejero de educación Fernando Rey Martínez, del concejal de educación del ayuntamiento leonés y hasta incluso del procurador de UPL Luis Mariano Santos, su impacto pareció ser más mediático y periodístico que real habida cuenta que los asistentes no cubrieron la totalidad de plazas ofertadas. Además, es la primera vez que la ULE hace un acto donde oficialmente se dice "lengua" para referirse al leonés.
Fuente: ileon.com
Esto ya era señal de que la cosa caminaba por derroteros más de imagen y propaganda política que de actos culturales y científicos, pues en ni una sola de las conferencias hechas por esta Cátedra, e impartida por nombres de sobrado prestigio, acudió cargo alguno desde Valladolid. El consejero de educación se encargó de dar el gran titular que requería el tema: "Rey garantiza para el leonés un reconocimiento universitario del máximo nivel". Para luego decir: "no soy partidario de un bilingüismo leonés, mi opción es que sea inglés, francés, alemán o chino". El colofón a estas palabras nos llegó del director de la cátedra, José Ramón Morala, quien hizo la siguiente descripción: "este curso se orienta con planteamientos filológicos, lingüísticos y académicos, hay un avance de estudios literarios, el estatuto legal de la lengua leonesa y la propuesta de talleres didácticos".

Quiero en esta ocasión aportar una nueva visión y lectura a unas palabras acompañadas de unos hechos que, por lo menos espero inviten a la reflexión.

CARGOS POLÍTICOS SIN FORMACIÓN EN LA MATERIA
La junta ha aplicado un principio básico de anulación de una identidad, atacar su raíz cultural. Lo leonés tiene una base muy grande sustentada en su lengua. Toda maniobra que oculte, impida o niegue tal hecho, si no tiene una respuesta por parte de los afectados, conlleva a su anulación y posteriormente a su destrucción. Ha quedado muy patente la gran torpeza del gobierno vallisoletano que no ha sabido conjugar su tan cacareada unidad en la diversidad de castellanos y leoneses, y sí en exaltar al grado del paroxismo lo castellano frente a lo leonés.
Fuente: unileon.es
Lo que sorprende es que estas decisiones son tomadas por gentes que no se cortan ni un pelo en mostrar el grave desconocimiento en la materia. En nuestro caso, Fernando Rey (abogado) ignora qué es el bilingüismo, concepto que no se aplica a modelos educativos (tema del que también habría que ver en qué consiste realmente y sus resultados docentes finales), sino a modelos legales acerca de las lenguas de uso en la comunicación de las administraciones públicas. Incluso se atreve a compararlo con el asturiano diciendo que para nada quiere algo como lo que se plantea en la comunidad vecina. El rizo del rizo lo tenemos cuando además garantiza un reconocimiento universitario al más alto nivel, que no sería otro que el desarrollo de una titulación propia, incluyendo investigación y publicaciones, algo que ni siquiera se ha logrado en la Asturias que usa para la comparación. 

Hasta reconoció el principal problema de partida, que no hay docencia para profesorado en la materia: "Actualmente en nuestras aulas de primaria, secundaria o bachillerato no puede haber ningún profesor que carezca de un título universitario que avale las asignaturas que imparte, el problema del leonés tiene que ver con que no hay grado de leonés ni posgrado, solo cursos de pocas horas que no habilitan para la enseñanza".

CURSO CON NIVEL INADECUADO
Exceptuando la presentación del libro de Gonzalo Francisco Sánchez, El habla de la Sierra de Francia, o la recopilación de José Ignacio Pérez Pascual sobre la presencia de lo leonés en los trabajos filológicos (aportando algún dato interesante), el resto de ponencias eran volver a repetir hasta el cansancio lo mismo que llevan haciendo por años, tanto en temas como argumentos. La prueba de que el curso no era más que un trámite administrativo para cumplir con exigencias políticas y acallar voces, es que el propio director de la cátedra hizo una ponencia titulada Recorrido por el leonés urbano y comercial. En esencia, y ampliando con algún dato a mayores, se resumió en recopilar nombres de calles en leonés y hacer una disertación sobre su origen y significado. Es decir, lo que tiene colgado desde hace muchos años en su página personal: http://jrmorala.unileon.es/callejero/index.html

Bien pudo aportar información y conclusiones muchísimo más interesantes dada su amplia formación en el leonés medieval y la evolución del español en el Siglo de Oro. Sobre todo cuando muestra un giro más interesante en otro curso de verano sobre cultura agraria, titulada Toponimia y lengua: caminando de este a oeste por la provincia de León, aunque intuyo que no era sino por no pisar la intervención de Fernando Álvarez-Balbuena, otro de los ponentes.

El bajo nivel se rubrica en la circunstancia de que no cuenta con el respaldo de absolutamente ninguna institución pública o privada, ni siquiera de departamentos universitarios. Comparemos los dos cursos en los que participó Morala Rodríguez y veamos patrocinadores y colaboradores:
Folleto oficial de La lengua leonesa en la sociedad actual. Única entidad, la propia Cátedra de Estudios Leoneses. Ningún departamento o institución más, ni siquiera el Departamento de Filología Hispánica.
Folleto oficial de Patrimonio y cultura agraria, visión multidisciplinar. Se implican el Ayuntamiento de Gordoncillo, Museo de Industria Harinera de Castilla y León, Bodegas Gordonzello y el Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras.

Las diferencias son más que notorias. Y si hacemos un repaso de cualquier otro curso de verano de la ULE apreciaremos que en todos hay departamentos e instituciones implicadas. Salvo en el de la lengua leonesa.

PROPUESTAS QUE YA SE HICIERON
Interesantes son los objetivos que se querían perseguir. El curso proponía analizar el leonés como lengua en la actualidad, y considerar unas propuestas para su didáctica en aulas, comenzando por los centros educativos no universitarios. Todo eso, al milímetro, ya se hizo entre 2007 y 2011 con las concejalías de Educación y de Cultura Leonesa, regidas por entonces por el leonesista Abel Pardo. Tres pedagogos impartieron durante ese tiempo una asignatura extraescolar de lengua y cultura leonesa. Las unidades estaban perfectamente articuladas y revisadas, y aunque en prensa apareció como que en los colegios leoneses se estaba impartiendo leonés, en realidad el aspecto de la lengua era uno más de todos los abordados como historia, cultura, música, tradiciones...campos todos que precisamente quiere abarcar esta Cátedra de Estudios Leoneses.
Fuente: leonoticias.com
En cuanto a la normalización de la lengua, si bien no había una propuesta de gramática de modo oficial, sí que se dieron pasos importantes hacia ello. La gran oposición generada no solo por partidos políticos, determinados medios de comunicación e incluso el ataque visceral de los mismos colectivos que ahora se presentan como salvaguardas de la lengua leonesa, hizo que su desarrollo fuera muy dificultoso. Y a pesar todo, se lograron matricular nada menos que 200 personas y establecer una colaboración con la propia Universidad de León para que los que lo aprendieran tuvieran reconocidos créditos de libre elección curricular para sus títulos académicos.

Pero es que incluso algunos años antes, en 2001, se propuso un curso de Monitor de Lengua Leonesa dirigida por la Universidad de Llión, y con validez académica como título universitario (realmente el único hasta la fecha). De haberse mantenido el título, no consolidado por presiones internas de la propia universidad, tendríamos hoy en día graduados en educación con un título que les permitiera conocer la lengua leonesa, logrando así el objetivo marcado por este curso verano, y cubriendo la grave carencia que señalaba Rey. Dejo aquí una copia del mío.
El eco logrado por el conjunto de acciones fue tan grande que hasta la prensa foránea se hacía eco de los gigantescos avances hechos en la recuperación del leonés como algo vivo.
Fuente: atlantic-prau.blogspot.com
La respuesta de la ULE se reflejó en el libro El leonés en el siglo XXI, un conjunto de conferencias y mesas redondas organizadas por el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua (fundación propiedad de la Junta de Castilla y León) y dirigidas por Morala. Quien disponga del libro y compare el programa de este curso, apreciará que en esencia es exactamente lo mismo que se trató ahora, pero escrito hace 9 años. Aunque con un matiz clave: entonces se invitó a todas las asociaciones que existían sobre el tema, no sin gran oposición a la presencia de El Fueyu a pesar de que su representante era ex alumno de la ULE y diplomado en Filología por dicha universidad. Y la ponencia, muy amplia de Morala firmada junto a Egido, analizaba la propuesta de normativa leonesa y destrozaba, en el más amplio sentido de la palabra, el libro Cuentos del Sil publicado por El Fueyu. Es decir, desprestigiar todo lo hecho hasta entonces sin aportar alternativa alguna.

UNA NORMATIVA PROPIA, LA CLAVE
Volvamos a analizar esas promesas o deseos que se emitieron al inicio del curso. Para poder desarrollar la lengua leonesa como se debe (o como dicen que quieren hacer), hay que partir de dos elementos claves: por una parte, desarrollar una gramática propia e independiente. Como el reconocimiento de máximo nivel sería universitario, qué mejor que la propia ULE (ya que por razones desconocidas no se tiene en cuenta a la universidad salmantina) sea la que lo haga. Tiene personal formado, acceso a toda clase de documentación y capacidad investigadoras así como prestigio internacional. Sus nombres: José Ramón Morala, María Cristina Egido y/o Janick Le Men. Con tan solo tres nombres bastaría para iniciarlo. Y su elaboración sería muy rápida, no más de un año.
Lo siguiente sería el diccionario de la lengua leonesa. Y eso sí que casi está hecho. La obra de Le Men, Léxico del leonés actual, recoge un número amplísimo de voces leonesas, aunque solo de la provincia de Llión. Sumar las de Zamora y Salamanca no sería mayor problema. Tras ello, un proceso de depuración para reflejar finalmente las que son verdaderamente leonesas y no castellanizadas, obtendríamos la nada despreciable cantidad de más de 80.000 entradas (según cálculos propios) entre léxico propio y tecnicismos.

A la suma final podríamos añadir el mundo asociativo, el único que verdaderamente ha impulsado el asunto quitante la excepción del mandato de Abel Pardo en el ayuntamiento de Llión, podría ser tomado en cuenta, haciendo de esa normativa algo plural y a la vez académico.

¿REALMENTE HAY VOLUNTAD?
Todo es factible, falla la práctica. Le Men se autodescarta en muchos de estos temas aduciendo su origen bretón, aunque haya mostrado mucha mejor voluntad que otros. Tanto Morala como Egido sí que se han posicionado, y lo han hecho en contra. Vuelvo a citar el libro El leonés en el siglo XXI, donde no ahorraron toda clase de argumentos entre filológicos y opiniones personales acerca del proceso que se estaba llevando a cabo encabezado por el ayuntamiento leonés. En aquella ocasión, como ahora, no lanzaron ninguna clase de propuesta al respecto. De su ponencia desgrané bastantes cosas en otra entrada de mi blog que invito a volver a leer.
La otra parte serían las entidades culturales. Aquí conviene remarcar que existen dos tendencias, las que quieren una norma propia del leonés y los que no la quieren o quieren supeditarla a la normativa marcada desde la Academia de la Llingua Asturiana. Es sorprendente (quizás no tanto) que a dicho curso se invitara única y exclusivamente a las que apoyan esta última corriente (Faceira, El Teixu y Furmientu) excluyendo al resto. Furmientu, asociación zamorana que ha estudiado los diferentes dialectos en dicha provincia, se posiciona contraria a establecer una norma para el leonés argumentando que implicaría la pérdida de la riqueza dialectal que posee. El Teixu, dirigida por Fernando Álvarez-Balbuena, dedica sus energías a las cuestiones toponímicas dada su experiencia como miembro de la Xunta Asesora de la Toponimia de Asturias. Ni qué decir de sus más que amplias participaciones en todo lo que se relacione con el asturianismo lingüístico tanto desde el mundo asociativo como de la propia ALA.

Finalmente Faceira, que publicó Guía gramatical del leonés. Sus autores son el antes citado Fernando Álvarez-Balbuena y Héctor García Gil, filólogo de origen leonés con amplia participación en los movimientos nacionalistas asturianos. Para el ojo inexperto, se trataría de una gramática, pero no es así. Leyéndolo con atención, y conociendo la gramática asturiana, apreciamos que se calca la misma en prácticamente todo: modelos de conjugación verbales, conservación de todos los grupos cultos latinos, soluciones gráficas para el pachuezu con esa ll con un punto debajo (rechazadas por sus hablantes y escritores) y el leonés oriental (ídem que lo anterior con una h con un punto inferior), uso del neutro de materia asturiano (inexistente en suelo leonés), e incluso se proponen otras soluciones gráficas para fenómenos tan minoritarios (y poco acertados) para modalidades de Furniella, Omaña y el Valle Gordu, que no hacen sino complicar la imagen del leonés.
Fuente: wikigeek.net
Los representantes de estas asociaciones deberían, por coherencia, tomar esa obra referente para sus intervenciones, al menos en las escritas. Pero ninguno lo hace. Un ejemplo muy reciente de tantos lo tenemos con un texto publicado en Diario de León de uno de sus miembros, Alberto Flecha Pérez, donde directamente escribe un texto en asturiano, precisamente hablando de este curso universitario, y en el que reniega de todas y cada una de las propuestas de ese libro, añadiendo errores gramaticales incomprensibles como los acentos: "sinon", "contóron", "respondíeu-y"... El remate lo pone la frase final a modo de apostilla en que dice "cola corrección y ayuda inestimable de Nicolás Bartolomé", nombre correspondiente al máximo representante de Faceira y a quien se le supone un conocimiento del leonés, o al menos así se nos presenta. O bien Bartolomé están en contra de su propia guía o bien reconocen de modo implícito y explícito lo disparatado de las propuestas.

MÁS DE LO MISMO
Recapitulemos:

  • Se organiza un curso de verano con gran revuelo mediático porque asistía el consejero de educación de la junta. Ninguna de las conferencias antes impartidas tuvo tanto eco.
  • La Junta de Castilla y León, que no da absolutamente ningún paso en favor de renormalizar la presencia de la lengua leonesa en nuestra sociedad, dice que quiere elevar el asunto al máximo reconocimiento universitario aunque no explica qué entiende por tal. 
  • El director de la Cátedra de Estudios Leoneses, posicionado en diversas ocasiones contrario a todo proceso normativo, pretende llevar a cabo lo expuesto por el consejero.
  • A pesar de desarrollar un ciclo de conferencias propio, la Cátedra de Estudios Leoneses no abordó el tema de la lengua leonesa en dicho ciclo sino que lo reservó para el verano.
  • El curso no se respalda por departamento o institución alguna salvo la propia Cátedra, al contrario que sucede con el resto de cursos de verano.
  • Las asociaciones allí invitadas son contrarias a un proceso de normalización lingüística para la lengua leonesa si no es para hacerla dependiente del bable, cayendo en la incongruencia de renegar incluso de sus propias propuestas ortográficas y gramaticales.

¿Es necesario explicarlo más?

mayo 24, 2018

El asturiano y su posible cooficialidad frente al caso de la lengua leonesa

En Asturias se lleva hablando de poco tiempo para acá de una posible "oficialidad" (no hay que confundir cooficialidad con oficialidad) del asturiano como lengua. La cosa no es una rumorología cualquiera, nace de una propuesta, no consolidada todavía, del PSOE -partido que gobierna la comunidad vecina- y que estaría apoyada por Podemos y Foro Asturias. En su contra estarían PP y Ciudadanos. A tal grado de posibilidad tangible ha llegado el tema que Xunta Pola Defensa de la Llingua Asturiana organizó una manifestación en Ouviéu para reclamar su oficialidad.

En el País Leonés somos muchos los que apostamos por una lengua leonesa que recupere su dignidad en uso social y administrativo, no solo por ser nuestra seña identitaria más visible sino porque es una parte fundamental de la cultura leonesa. También veo, no sé si pecando de ilusión o por puro desconocimiento (ambas cosas) que reclaman la oficialidad del leonés como el que pide otras cosas. Con el caso asturiano los leoneses tenemos una oportunidad de oro de cómo se fragua (o podría fraguarse) una oficialidad lingüística, y aprender sobre sus errores. 

¿QUÉ SE HA LOGRADO EN ASTURIAS?
Desde su reconocimiento en el primer estatuto de autonomía asturiano, el bable ha ido evolucionando social y administrativamente por derroteros varios. Aunque todos han ido convergiendo poco a poco en un estatus administrativo y filológico consolidado de tal manera que el paso natural siguiente sería la cooficialidad.

Situación de reconocimiento administrativo
El asturiano es utilizado por las administraciones locales y autonómica con relativa frecuencia, si bien su uso se concentra fundamentalmente en áreas como cultura, fiestas o juventud. Depende más de la voluntad del equipo de gobierno. Se puede emitir documentación en asturiano para dirigirse a la administración y viceversa, tanto a nivel municipal como autonómico (algo menos), pero no estatales, pues no es lengua cooficial. Aunque hay cierto limbo legal de incertidumbres en su aplicación, se solucionaría de raíz con la cooficialidad.

La mayoría de concejos asturianos tienen aprobado un plan de nomenclator toponímico de sus localidades y hasta de calles. Recientemente la propia capital de Oviedo aprobó el suyo. Hay casos donde se incluye la rotulación de calles o edificios emblemáticos como en Xixón. 

 Fuente: La Nueva España.

Situación educativa
La oferta de centros públicos con la materia de llingua asturiana es relativamente abundante, la última cifra oficial nos dice que el 98% de los centros públicos de primaria ofertan la materia, mientras que en secundaria el dato baja al 70%. Para el curso 2018-19 se pretende introducir un plan piloto en cinco colegios para hacer la educación bilingüe en castellano y asturiano, siguiendo un modelo similar al de las comunidades con idioma cooficial propio. Se hará donde el porcentaje de alumnos matriculados en asturiano supere el 75%, y solo a modo experimental.

Situación científica y académica
la Universidad de Oviedo tiene su área propia acerca del asturiano, aunque integrada dentro del Departamento de Filología Española, y emite un título propio de Experto en Filología Asturiana, que es más bien una especialidad enfocada para los titulados en Educación para impartir las asignaturas de asturiano en colegios. Existe la Academia de la Llingua Asturiana, institución que regula e investiga el asturiano, con un ámbito geográfico delimitado al Principado de Asturias y supervisado por el Gobierno del Principado. No tiene carácter oficial ni sus decisiones ni sus informes, pero sí son pertinentes y a tener en cuenta para todos los temas relacionados con el asturiano.

Reconocimiento internacional
El asturiano a nivel internacional está reconocido como idioma, con un código ISO propio, el 639-2 ast y el 639-3 ast. Aunque bajo ese epígrafe también se incluyen, además del obvio bable, las denominaciones de leonés, asturleonés, pero, cuidado con el dato, no el mirandés. Eso quiere decir que a efectos de catalogación internacional, el leonés y asturiano son lo mismo pero el mirandés no, aunque estén integrados dentro del mismo grupo romance, dado que el mirandés tiene otro código ISO, el 639-3 mwl. El cómo se ha logrado es gracias a la posesión de una gramática, refinada y depurada tomando de base la variante central del bable, que es la que más gente conoce, y generando literatura en ella.

Situación social
Socialmente, incluso entre los más reticentes a la "oficialidad", se reconocen como mínimo una serie de particularidades léxicas y fonéticas que son las que marcan al habla asturiana tanto interna como externamente como elemento identificativo. Incluso expresándose en español, a casi nadie se nos escapa distinguir a una persona originaria de Asturias (fundamentalmente de su región central) por su acento y morfología gramatical.

LAS SOMBRAS DE ESE PROCESO
Con esta base, sería factible plantear un proceso de cooficialidad. Pero todos esos puntos tienen muchos aspectos en contra, algunos tan importantes como la aceptación social. Y, sobre todo, qué resultado tendría a la hora de consolidar y garantizar la pervivencia del idioma asturiano.

Situación administrativa
Como indicaba antes, el uso del asturiano es relativamente frecuente en las administraciones, pero circunscrito a áreas muy concretas (juventud, fiestas o cultura), convirtiendo a la lengua en un elemento más folklórico e incluso de marca diferencial para determinadas etapas vitales que un vehículo real de comunicación. Eso se palpa de un modo más claro viendo la TPA, televisión pública que reserva el asturiano a programación infantil (unos pocos programas) y algún programa de carácter popular. La radio se muestra un poco más generosa, aunque sin excesos.
Fuente: web RTPA
No existe una verdadera voluntad por parte de partido alguno de llevar más allá la práctica del bable por ejemplo en la rotulación exterior de edificios; la excepción de Xixón se debe más a un anterior gobierno socialista y su herencia que a una voluntad continuada de varios partidos. Y ojo: la rotulación bilingüe es para señalizaciones competencia municipal o autonómica, nada de señales en administraciones superiores.

Otro factor que demuestra que en lo administrativo queda muchísimo por andar es la emisión y recepción de documentos oficiales en asturiano: del lado de concejos o gobierno autonómico la emisión de los mismos es muy bajo y se localizan en áreas muy concretas y/o en equipos de gobierno muy concretos. Los movimientos asturianistas, incluyendo a la propia Academia de la Llingua Asturiana, han denunciado en repetidas ocasiones el rechazo y silencio administrativo ante documentos escritos en asturiano. Cruzando la línea hacia la administración estatal la cosa es de monolingüismo absoluto del castellano, algo que por otra parte tampoco es incongruente si tenemos en cuenta que el bable no tiene rango de cooficialidad.

Toponimia
Aunque exista un organismo regulador de la toponimia dependiente de la Academia de la Llingua Asturiana, sus decisiones no siempre cuadran con la opinión o deseo de los habitantes afectados. El caso no siempre es fácil, baste contemplar el ejemplo de Oviedo, cuyo topónimo en asturiano ha variado entre Oviéu, Oviedu, Uviéu y Uvieo. La cuestión llegó a generar un agrio debate en el que flotaba también el modelo de normalización para la lengua asturiana.

La implantación de esa toponimia en asturiano es muy dispar, y frente al caso de Xixón nos encontramos con otros como el concejo de Valdés, que paradójicamente fue el hogar de uno de los padres de la lengua asturiana, Fernán Coronas, también conocido como "Padre Galo". En Cadavéu (su lugar de nacimiento), y en general extensible a la práctica totalidad del concejo, quitando el cartel de su casa natal convertida ahora en museo, el asturiano brilla por su ausencia.
Fuente: propia.

Situación política
Tradicionalmente, la defensa de la lengua asturiana ha sido sostenida por partidos de izquierda, mientras que los de derecha se han mostrado entre opositores a reacios. La situación intermedia la ha jugado el PSOE, haciendo verdaderos malabarismos al respecto. Mención aparte son los partidos asturianistas, tanto de corte regionalista como nacionalista, que si bien han sido de ambas tendencias, su presencia pública ha sido exigua y casi testimonial. Dentro de los partidos de izquierda fue Izquierda Unida el más favorable, espíritu que quiere asumir Podemos, no sin ciertas ambigüedades también. La irrupción de un partido de corte regionalista conservador como es Foro Asturias, ha desequilibrado la balanza, pues en teoría también apoyaría un mejor estatus para el bable. Hay que tener en cuenta que en Asturias el pensamiento regionalista conservador cuenta con un gran número de adeptos y apoyos sociales. Otra cuestión es si hasta ahora ha sabido plasmarse en resultados electorales.
 fuente: twitter de Pablo Iglesias.
El hecho de que sea precisamente el PSOE quien lo proponga, y que cuente con el apoyo de Podemos pero también de Foro Asturias, genera un debate interno sobre cuál será el siguiente paso y qué hacer en él. A nadie se le escapa que la propuesta suena más a globo sonda que a planteamiento serio, y siendo un poco inteligente cualquiera percibe que detrás de todo esto no está la pervivencia del asturiano como lengua sino el rendimiento electoral de cada a unas próximas elecciones, en 2019, de las que ninguna fuerza contaría con mayoría absoluta: PSOE necesita demostrar compromiso con lo asturiano, Foro que son una fuerza asturianista, y Podemos que su modelo de estado plurinacional y plurilingüística va en serio y también se cumpliría en Asturias. En resumen, un órdago y a ver qué sucede.

Situación educativa
La amplísima oferta de centros que ofrecen bable como materia curricular requiere saber leer entre líneas: el dato contrasta con el número de solicitudes, que apenas cubren el 50% del total de plazas en primaria y el 15% en secundaria (datos de 2017). Es decir, la mitad de los niños no lo estudiarán y casi el 85% de adolescentes carecerán de contacto con ella en toda su etapa formativa. Las razones para estas cifras bajas y tan dispares son netamente sociológicas que veremos más tarde. Es más, hay concejos tan emblemáticos como Avilés cuyo número de matriculados es del 21% del total. En Oviedo la cifra baja todavía más.
fuente: El Comercio.
En la educación secundaria el desnivel es preocupante, no solo descienden ostensiblemente los alumnos matriculados, también los centros que lo ofertan, llegando a situaciones en que la demanda no llega a cubrir los mínimos de oferta para su impartición. Finalmente está la cuestión de los profesores de asturiano, la gran mayoría son de carácter interino que rotan por los centros y que además imparten clases en diversos centros a la vez, haciéndose poco atractivo laboralmente ser profesor de bable.

Situación científica y académica
Sería inimaginable que el departamento de lengua gallega o catalana se integrara dentro del de Filología Española, porque ambos idiomas no son lo mismo aunque compartan espacio geográfico y múltiples rasgos comunes. Sí sucede con el asturiano. Se quiere justificar en que académicamente no tiene rango de titulación universitaria como carrera pues no existe una "filología asturiana", aunque el hecho deja ver lo mucho que queda por andar en lo académico. Dentro de la propia institución universitaria ovetense hay sectores del profesorado contrarios a este departamento. Recordemos nombres tan míticos como Emilio Alarcos Llorach, que no escatimó calificativos despreciativos al respecto. Desde entonces, todo movimiento en favor del asturiano se ha encontrado enfrente con un sector social, que no es minoritario ni desde luego poco influyente, que ha atacado (y ataca) agresivamente los intentos de normalización y desarrollo del asturiano.
Fuente: imágenes google.
En otro lugar, está la Academia de la Llingua Asturiana, cuyas decisiones son consideradas como autoridad pero no tienen carácter vinculante. Además, aunque ha establecido una gramática y morfología de la lengua asturiana, su aplicación real en el Principado, y más en las zonas que quedan fuera del área lingüística del asturiano central, es muy irregular cuando no dispar.

Gramática, normativa y sociedad
Es quizás el aspecto más importante. Cuando nos referimos de la lengua asturiana hemos de hablar de lo que técnicamente se define como tal, y esto es la gramática y morfología establecida y regulada por la Academia de la Llingua Asturiana. Es el estándar, con su correspondiente código ISO. Es una norma netamente central, la que toma un modelo idealizado de bable hablado entre Ouviéu, Xixón y Avilés. Como positivo tiene que es la modalidad más hablada en Asturias, aglutina al 70% de la población de la comunidad, y es el reflejo exterior que más se identifica como propio del hablar asturiano.
Fuente: Academia de la Llingua Asturiana
La no identificación de los hablantes de modalidades no centrales lleva a situaciones tan surrealistas como tuve oportunidad de comprobar tras visitar el museo del Padre Galo: al hacer fotos del exterior un vecino del lugar me preguntó el motivo de mi visita. Al indicarle que era un leonés, le sorprendió que un no asturiano se preocupara por aquello, que calificó de "politiqueo". La corta pero intensa conversación me dejó algunas frases representativas, en particular una: "eso d'ehí... así no hablamos". 

Aunque se ha pretendido recoger las otras modalidades dentro de esa gramática, lo cierto es que con el tiempo la norma se ha concentrado en los fenómenos centrales a tal punto que se ha llegado a obviar el resto. En tal sentido, no hablamos solo del clásico plural femenino realizado en -es que es el rasgo más arquetípico, sino también del denominado neutro de materia, muy característico de la modalidad central, menos frecuente en las zonas orientales e inexistente en casi toda la mitad occidental. A ello se han añadido conservaciones en grupos cultos latinos así como fenómenos incoherentes con el sentido común y el habla popular, aunque filológicamente válidos, como no palatalizar la l- en determinadas palabras vía culta (logopeda), pero sí combinarlo con un fenómeno de fonema fricativo, esa letra x (lóxica).

A mayores habrá que señalar grafías desarrolladas para reproducir fenómenos fonéticos de modalidades como el pachuezu (con su ḷḷ) o de la modalidad oriental (), que en la práctica apenas se usan (particularmente en la zona leonesa de pachuezu, donde se considera una marca identificativa de los asturianos frente a la tradición propia de la ts), siendo suplido por un ts y j respectivamente.

Fuente: asturies.com
Cuestión final es el tema de lo denominado como a fala, o el gallego-asturiano. Se ha intentado normalizar un habla que en realidad es un elemento de transición entre el gallego y el asturiano, con más poso de una u otra lengua en función del lugar donde estemos. Lo que debería tratarse como un continuum lingüístico (como sucede entre lenguas de la misma familia), se ha convertido en un caballo de batalla para evitar posibles intromisiones del galleguismo y por ende de la lengua gallega en suelo asturiano. Imaginemos que a alguien se le ocurre desarrollar toda una gramática entorno al habla resultante de la mezcla entre asturiano y castellano. Sonaría ridículo, pero entre el gallego y el asturiano es lo que se está haciendo. El resultado es el empecinamiento en hacer una política (en el más estricto sentido de la palabra) entorno a una subnorma (pues intenta supeditarse como sea a la norma central asturiana) muy cuestionable.

Ninguno de los dos aspectos anteriores influiría en el proceso de oficialización del bable, pero sí que determina el cómo se va a desarrollar el idioma y en particular cómo se relacionará con las otras lenguas del dominio románico leonés, tanto del leonés como el mirandés. Teniendo en cuenta que tanto el asturiano como el mirandés caminan por sendas divergentes, hablar de una "misma lengua" es a todas luces un absurdo filológico.

LA SITUACIÓN LEONESA
La situación sociolingüística asturiana es muy diferente a la leonesa. Se tome la zona que se tome, no hay atisbo de comparación alguna entre ambos lados de la Cordillera Cantábrica. Si hacemos un paralelismo con los puntos antes expuestos, nos encontraríamos con este panorama:
  • No hay reconocimiento académico alguno. El leonés se considera un dialecto histórico que pervive en parte de nuestra geografía gracias al aislamiento geográfico de los focos de castellanizacióm. Lo que en otros lugares sería un filón científico, para las universidades leonesas carece por completo de interés.
  • El leonés figura en el preámbulo del estatuto de autonomía de Castilla y León, pero nada más, sin regulación, desarrollo o promoción.
  • No hay docencia en centro escolar alguno. Ni público ni privado. Los mínimos intentos hechos en el pasado, como sucedió con el ayuntamiento de Llión siendo concejal Abel Pardo, fueron criticados al extremo de la visceralidad incluso por aquellos que se presentan como defensores de la cultura leonesa. Lo más curioso es que en realidad jamás hubo clases solo de leonés sino que eran clases de leonés (en realidad léxico y muy poco más) junto con elementos de la historia y tradiciones leonesas. Por otra parte, si mañana se decidiera ¿Quién impartiría la docencia? ¿Con qué curriculum? Y lo más importante por mucho que se le quiera quitar importancia ¿Bajo qué norma? Seamos serios, este punto es clave y nadie quiere ni tocarlo.
  • La lengua leonesa carece de reconocimiento internacional. El hecho de que no posea ISO propio hace que su repercusión a nivel internacional se diluya bajo el epígrafe de asturiano. Aunque los defensores del hecho argumentan siempre una unidad lingüística, esa supuesta unidad está rota desde el primer día en que el mirandés tiene su propio ISO y se rige bajo otros parámetros académicos. Como un ejemplo de ello, el proyecto Endagered Languages, llevada a cabo por varias universidades estadounidenses, donde el leonés no aparece (porque es asturiano) sino que además suma como lengua aparte el mirandés. Lo mismo sucede con el Red Book of Endangered Languages de la Unesco. Tomen nota los que dicen que lo de la ISO no vale para nada.
  • Socialmente el leonés resuena pero el desconocimiento social es abrumador, incluso entre las personas que lo hablan sin darse cuenta. No se identifica al hablante de leonés, ni desde fuera y menos aún como individuo a sí mismo, ni siquiera en situaciones de lengua española. Entre los emigrados leoneses sí que cala el aspecto del acento, algunas cuestiones de vocabulario...y muy poco más. Que disponiendo de una gama de escritores leoneses en castellano de altísimo nivel (Mateo Díez, Andrés Trapiello, Antonio Colinas, Gamoneda, Julio Llamazares, etc.) ninguno haya mostrado ni el más mínimo interés por la lengua leonesa, ni siquiera desde un aspecto meramente de curiosidad (cuando no han mostrado en algunos casos frontal rechazo), denota a qué punto de desprecio social nos enfrentamos. Sí que hay que señalar un cierto despertar a nivel popular, aunque sea en forma de chistes, con algunas expresiones y léxico que bajo influencias claramente castellanizadas, apuntan sin embargo a ciertos leonesismos.

Fuente: imágenes google.
  • La normativa sobre la lengua leonesa, aunque apunta a formas generalizadas, todavía está en proceso de generación. Por un lado hay quienes quieren desarrollar una subnorma del asturiano (a efectos prácticos igual que lo del gallego-asturiano pero en versión leonesa) en que la diferenciación venga del léxico mientras que en lo gramatical e incluso los grupos latinos cultos sean idénticos a la norma de la ALA. Los hay también que ni siquiera lo ven necesario, sino que apuestan por un mantenimiento de modo muy genérico de lo que se quiere denominar "patrimonio lingüístico", algo tan ambiguo como de nulo recorrido. Y en última instancia hay quienes con más o menos fortuna quieren desarrollar (y me incluyo yo) una norma propia e independiente en todos los aspectos. Estas divergencias tan tangenciales jamás sucedieron en Asturias o Miranda donde siempre se partía en ver lo propio como algo independiente, debatiéndose solo los aspectos secundarios. Los resultados están ahí: los unos se reconocen internacionalmente, y el otro no existe.
Es materialmente imposible ni a corto ni a medio plazo, una oficialidad, cooficialidad o cualquier otro grado de reconocimiento mientras no se solventen esos seis puntos anteriores. Comenzando por el último. Si se quiere, de verdad, la oficialidad de la lengua leonesa, todo eso debe cambiar, pero en un país de cainitas donde la política de tierra quemada y del "quítate tu pa ponerme yo" es la norma, dar pasos en alguna dirección es materia harto dificultosa.

febrero 26, 2018

Por qué el leonés SÍ necesita implicación política

Recién pasado el Día de la Lengua Materna, es conveniente analizar un aspecto sobre el que ha girado buena parte de las polémicas, artificiales todas, acerca de la defensa y promoción de la lengua leonesa: la implicación de la política. Aparentemente, existen dos tendencias: por un lado están las entidades que, sin ser políticas, consideran que la implicación del elemento político es fundamental no solo para que el leonés reciba el trato legislativo que se merece, sino para que también tenga su marco de desarrollo legal correspondiente. En el otro lado nos encontramos con otras entidades que consideran que la acción debe ser exclusivamente en el plano cultural sin acciones políticas. Así lo recalcan y así lo ha reflejado la prensa, como en 2015 Diario de León recogía una noticia al respecto con el siguiente texto final (la negrita es mía):
"El Teixu es una asociación fundada en 2007 en la ciudad de Astorga por gentes de León, Zamora, Asturias y la portuguesa Tierra de Miranda con el objeto de estudiar a fondo esta «riqueza lingüística común», (...) Su existencia se enmarca en lo que parece ser una nueva forma de trabajar y de considerar el patrimonio lingüístico leonés por parte de diversas asociaciones, sin reconstrucciones arbitrarias ni sesgos políticos."
Esa asociación no es la única, otras como Furmientu en Zamora o Faceira en Llión (asociación que no es sobre el leonés aunque centre sus acciones en ello) también han querido resaltar su no filiación política, a la vez que han criticado muy duramente al resto por opinar lo contrario. Quiero recordar por ejemplo dos tribunas escritas por Nicolás Bartolomé Pérez, cabeza muy visible de ese conjunto de colectivos, donde cargaba contra todas las iniciativas que se estaban realizando en la promoción de la lengua leonesa por parte del Ayuntamiento de León, "Manipulación política del leonés" y "Lengua y nacionalismo en León":


Encuentro de Faceira con la dirección del PSOE de León. Fuente: google imágenes.

Cabe resaltar la coincidencia de discurso basado en ese alejamiento de la política que ha sido usado también por los contrarios hacia cualquier iniciativa acerca del leonés. La práctica, sin embargo, contradice ese discurso apolítico: si bien Furmientu se ha mostrado coherente quedándose públicamente al margen de contactos políticos, Faceira, nada más nacer, mantuvo una entrevista con la dirección del PSOE leonés, cosa que hasta la fecha no ha hecho ninguna otra asociación, ni con ese ni con ningún otro partido. La participación en aspectos políticos ha llegado al concepto de lo que es el territorio leonés: esa asociación acudió al Parlamento Europeo en Bruselas, invitados por un partido político -dato importante-, a explicar la situación del leonés. El propio Bartolomé Pérez dio una entrevista al Diario de León narrando lo que hicieron allí:
"En primer lugar el presidente de Faceira, Ricardo Chao, explicó la existencia de una región europea, la leonesa, que es heredera directa del Reino de León medieval del que trazó sus hitos principales, señalando también su actual falta de autonomía a pesar de su personalidad y larga trayectoria histórica. A continuación se trató sobre el leonés"
En sus últimas actividades denominadas Calechos d'Iviernu, una de las ponencias se titula "Un acercamiento histórico al regionalismo leonés contemporáneo". En último lugar, las afiliaciones políticas de algunos de sus miembros son más que conocidas, participando en listas de partidos políticos e incluso siendo cargos públicos. Todo lo anterior es una exposición que demuestra lo impropio que es usar el discurso del apoliticismo, no solo por la hipocresía que conlleva, sino porque la política es imprescindible para que la lengua leonesa tenga el encuadre social y jurídico que necesita y merece. 

LA FALSA PREMISA DE LO APOLÍTICO EN CUESTIÓN DE LENGUAS
Todas las lenguas -esto incluye el español-, necesitan de dos cuestiones claves para su uso, por una parte de un estatus jurídico, y por otra de una política lingüística. Ejemplifiquémoslo con el español: es lengua oficial (estatus jurídico) en todo el estado y cooficial en aquellas comunidades autónomas que dispongan de otra lengua cooficial (catalán, vasco o gallego). Su política lingüística, explicada muy a groso modo, se fundamenta en la promoción y uso del español en los centros educativos públicos, y por extensión de los privados, en todas las materias durante todas las etapas escolares así como universitarias. Añadiremos el uso como lengua institucional en todas las administraciones públicas. Y finalmente la promoción de su uso e investigación por parte de diversas instituciones públicas (Real Academia Española) que se encargan de la elaboración de la gramática, de las normas ortográficas y de recoger el léxico para generar una regulación que será tenida como de acatamiento por parte de la administración pública. Todo ello lo asumimos como hecho normal y hasta lógico, pero no lo sería si no se cumplieran esas circunstancias.
Diccionario de la lengua española. Fuente: wikipedia.

CÓMO SE DEBE REALIZAR UNA POLÍTICA LINGÜÍSTICA
La regulación de uso de una lengua debe hacerse planificándose desde dos puntos de vista: la planificación del corpus (gramática, ortografía y vocabulario) y la planificación del estatus que es competencia de la clase política, que será quien determine la posición de dicha lengua en cuanto a criterios políticos, ideológicos y sociales. Dentro de la planificación del corpus, y opto por seguir los criterios de Einar Haugen que es quien desarrolló el concepto de política lingüística, se fijarían tres puntos:
  1. Selección de una de las variedades preexistentes de la lengua para convertirla en el objeto de planificación. En verdad, no suele ser lo más habitual tomar solo una modalidad y sí asumir rasgos de varias de ellas, generando una koiné, una lengua más bien artificial pero identificable por los hablantes. La justificación de la elección será siempre subjetiva y arbitraria, como toda elección.
  2. Codificación: elaboración de una gramática, reglas ortográficas y un diccionario que recoja su léxico. Esta fase incluye la adopción de un alfabeto gráfico si no existiera o soluciones gráficas a cuestiones fonéticas no resueltas claramente hasta ese momento.
  3. Elaboración de la lengua: ese nuevo modelo se va adecuando progresivamente a las necesidades de comunicación, comprobando resultados y viendo si cumple el papel de elemento de comunicación según las previsiones iniciales. De un modo más simple, desarrollar el conjunto de expresiones, nuevas palabras y adaptaciones de todo el flujo comunicativo presente y futuro.
En este planteamiento es importante reseñar que no se considera nunca ni la vitalidad de la lengua ni el número de hablantes, sino el desarrollo de la lengua en sí misma. La primera gran excusa que se pone para impedir el proceso es el número de hablantes, mostrando así no solo un prejuicio muy grave sino también una ideología clara (política).

La otra parte del proyecto es la parte política, qué estatus se va a otorgar a la lengua y cómo se va a regular su uso. La visión subjetiva del gobierno optará por hacer, o no, las leyes y acciones que reglamenten su utilización, siendo en la mayoría de las ocasiones decisiones ajenas a la situación de los hablantes o sus necesidades comunicativas. Si la clase política decide no regular ni promoverlo desde el punto de vista institucional, el idioma queda condenado bien a un segundo plano en el mejor de los casos o bien a su desaparición en el peor de los escenarios.

Con todo, jamás hay que olvidar un tercer factor a la hora de aplicar una correcta política lingüística en su uso práctico: la aceptación social, que la sociedad a la que se dirige lo acepte y use. Es decir, para que funcione correctamente una política lingüística debe haber voluntad política pero también voluntad popular.

EL LEONÉS: LA IMPORTANCIA DE LOS MATICES
Según el estatuto de autonomía de Castilla y León, se dice:
El leonés será objeto de protección específica por parte de las instituciones por su particular valor dentro del patrimonio lingüístico de la Comunidad. Su protección, uso y promoción serán objeto de regulación. 
Eso es lo conocido por todos. Pero en tan corta frase hay muchos matices: se denomina "leonés", y no "lengua leonesa", algo que sí se hace con el gallego en el siguiente artículo. La palabra es tan importante que ha dejado todo en un limbo definitorio, pues puede considerarse como una lengua o un conjunto de hablas con particularidades regionales. No sería la primera vez que se ha denominado como "leonés" el "castellano regional de León", ni tampoco que tal argumento sea esgrimido por parte de determinados sectores políticos y culturales para argumentar que lo del leonés a fin de cuentas es ponerse a hablar de un español con rasgos arcaicos. Por ello es importante decir lengua leonesa y que así figure en la legislación.
Fernando Rey Martínez, consejero de Educación de la Junta de C. y León. Fuente: periodistadigital.com

El articulado debería ir igualmente acompañado de una ley de desarrollo, tal y como indica la redacción. La actitud de la Junta es obviar estos aspectos y esgrimir como justificación argumentos de toda clase que se resumen en uno solo: se acogen al limbo definitorio del artículo. Fijémonos en las palabras del consejero de educación (de origen leonés) al respecto:
(...) Además, realiza un análisis estricto del término para lo que acude a la RAE. El consejero subraya que la 'proteger' implica 'amparar', 'favorecer' o 'defender' ; usar, entre otros, ejecutar o practicar algo habitualmente o por costumbre; y, promocionar, hacer valer. "Todos los términos atribuidos en el Estatuto refieren a significados que en ningún caso implican necesariamente una consideración curricular sino que la regulación que, en su caso, hubiera de realizarse puede responder a otras actuaciones o medidas, asegura.
Janick Lemen con todos los tomos de su Léxico del leonés. Fuente: Diario de León.

Las instituciones académicas leonesas se muestran pasivas. La Universidad de Llión tiene en sus estatutos varios artículos que hablan de la preferencia en la investigación de temas leoneses, gracias a una iniciativa que presentamos en su momento a través de Conceyu Xoven cuando teníamos representación estudiantil. Han hecho caso omiso de las mismas. La investigación en el tema de la lengua leonesa se limita a investigadores muy concretos y en aspectos muy determinados. Recientemente algunos medios de comunicación hablaban de que se iba a crear una "cátedra de leonés" en la universidad leonesa, pero al final se ha quedado en un pequeño centro de estudios de temas leoneses. En Salamanca parece haber gente más predispuesta a investigar en el tema, aunque el enfoque se orienta en esencia al punto de vista histórico.

OTROS MODELOS: EL ERROR DEL ASTURIANO
Es para algunos, el mejor espejo en el que mirarse para mejorar la situación leonesa. Afirmar eso es desconocer su realidad y sí quedarse con una falsa apariencia. Es una legislación que no promueve un idioma sino que intenta diluirlo y acotarlo dando la falsa apariencia de estar regularizado. El estatuto de autonomía de Asturias dice en su preámbulo acerca de la cuestión lingüística:
1. El bable gozará de protección. Se promoverá su uso, su difusión en los medios de comunicación y su enseñanza, respetando, en todo caso, las variantes locales y voluntariedad en su aprendizaje. 2. Una ley del Principado regulará la protección, uso y promoción del bable. 
Como vemos, y casi seguro que para sorpresa de bastantes, el artículo es prácticamente un calco al que tiene la Junta sobre el leonés. El nombre único recogido por el estatuto es bable (también sin la calificación de lengua), una denominación tradicional usada con carácter denostador por algunos sectores conservadores, mientras que el término asturiano solo es introducido y utilizado en la ley que desarrolla su uso, la 1/1998 de 23 de marzo. Que haya una doble denominación y que implique diferencias sociológicas tan grandes ya es un problema de partida.

Día de Les Lletres Asturianes 2015. Fuente: academiadelallingua.com 

Leyendo la ley se aprecian grandes lagunas definitorias, con una redacción condicionante a plantear el bable como un elemento secundario y no principal del modelo lingüístico asturiano, al que se le imponen múltiples supervisores para evitar conflictos y a la vez alargar procesos de normalización. El léxico que lo acompaña lo deja bien claro: "voluntariedad", "respeto", "optativo"... En lo práctico, la Academia de la Llingua Asturiana, la entidad que investiga pero no regula de manera oficial (aunque en la práctica lo haga), ha optado por un modelo que toma la modalidad central por completo, extrapolando sus elementos gramáticos al resto de modalidades del Principado. La introducción de grafías nuevas para la modalidad del pachuezu o la oriental no han encontrado ni el apoyo popular suficiente ni la respuesta esperada incluso entre escritores. El modelo educativo tampoco introduce el asturiano o bable como una asignatura más sino como una optativa, lo que limita más aún su transmisión a las generaciones nuevas. Los medios de comunicación públicos circunscriben su uso a lo anecdótico y algún programa infantil de televisión. Finalmente, en cuanto a la valorización social de la lengua, las últimas encuestas demuestran que todavía queda muchísimo por hacer, tanto en su percepción como en su uso.

Pero por encima de todo hay otra cuestión más evidente: en 37 años de aprobación de las primeras leyes acerca del bable, a día de hoy ni la salud es la mejor ni desde luego se han dado pasos efectivos en su normalización social. Recientemente se habla de que su actual gobierno socialista quiere aprobar una cooficialidad para el asturiano. Fijémonos en lo poco productivo que ha sido la Ley del Bable que las voces más a favor quieren implantar un modelo similar al gallego. Dudo mucho de su ejecución final, máxime cuando no cuenta con un respaldo amplio de partidos. Si hubiera un cambio de gobierno en el Principado o una redistribución de escaños (algo muy probable) esa cooficialidad se quedaría finalmente en papel mojado. En definitiva, una ley de la que poco cabe imitar.

Y frente a ese modelo que algunos se empecinan en mirar con tan brillantes ojos, la situación leonesa, muy lamentable por otra parte, y con todos los impedimentos incluso jurídicos, ha sabido encontrar algunos resquicios de luz tanto en la voluntad popular como en la política, esta última muy tímida y en pequeños gestos de gran carga simbólica:
Güela Manuela. Marca comercial leonesa (Voluntad popular). Fuente: web de Güela Manuela.

Programación semanal en La 8 de León sobre la llingua llïonesa con Alicia Valmaseda (Voluntad popular). Fuente: http://ellagodelaxana.blogspot.com.es/
 Cartel del Festival de Jazz Feichu en Llión (Voluntad política). Fuente: leonoticias.com
Señalización bilingüe de la localidad de Trueitas (Llión) (Voluntad política). Fuente: Ayuntamiento de Truchas.

ASÍ QUE...
Recordemos la frase final que aparecía en aquel artículo periodístico: "sin reconstrucciones arbitrarias ni sesgos políticos". Las lenguas se construyen y reconstruyen de modo arbitrario escogiendo una variedad o modelo, se regulan mediante la acción política, y se desarrollan con la implicación social. ¿Es criticable sentarse en una mesa con un partido para hablar o acercar posturas sobre el tema? Rotundamente no, aunque eso sea hacer política, porque no hay más solución. Por ello, cabe preguntarse con qué intención se hicieron aquellas aseveraciones y si se conocía o conoce en qué consiste exactamente un proceso de normalización lingüística. La intencionalidad, el autor sabrá. El desconocimiento, evidente. El leonés SÍ necesita implicación política.